4 de marzo de 2010

el regreso

...nadie vino a mi con mas frescura
ni a nadie aguarde mas anhelante

volverla a aguardar fue la locura
locura aguardarla a cada instante

pero hay en su regreso tanta ternura
que aguardo y aguardo y vuelve
palpitante




parte de un poema de Mauricio Rosencof, "Regreso", en La Margarita. Jaime Roos musicalizó algunos de los textos, y edito el hermosísimo disco La Margarita...

La historia de la obra de Rosencof es increible, hermosa, terrible, tierna...
Cayó preso durante la dictadura militar uruguaya. Estuvo encerrado once años y medio en un pozo de dos metros por uno "...encerrados, incomunicados, no veíamos un rostro humano, no vimos el sol, no podíamos leer, no podíamos escribir, nos tenían a media ración, nos tenían 'en la punta del obelisco', nos hicimos insectívoros, no nos daban agua, reciclábamos nuestro propio orín..."

Comenzó a comunicarse con otro de los presos con la clave morse.
"Durante diez años nos masacramos los nudillos, nos contamos la infancia, chistes, la adolescencia, las novias, hicimos planes revolucionarios para toda América latina y el mundo, sé todo de su vida y él de la mía. También me ayudó mucho escribir la Margarita, eso se escribió bajo tierra, en Paso de los Toros, en unos calabozos donde corrían las ratas. Ratas y milicos. Una vuelta irrumpe en el calabozo un milico. 'Manda preguntar el sargento si usted es el escritor'. Contesté tímidamente bajo la capucha que sí. Entonces dijo: 'Ordena el sargento que le escriba una carta a la novia'. Así encontré el curro. Porque ellos tenían la orden de no comunicarse con nosotros. Empezaron a pedirme un poema, una carta, se pasó la voz. Hacía acrósticos y ellos me pedían 'no me hace un acrílico de ésos'. Un poema valía un huevo duro, un soneto dos cigarros y muchas veces los cambiaba por información. A veces les pedía que me dejaran la mina del bolígrafo y así escribí Las Margaritas. Costaba trepar los minutos todas las horas, las horas todos los días, los días todas las semanas, las semanas todos los meses, los meses todos los años. La realidad tangible no era vivible, vos no podés vivir sin ver un rostro, sin ver el sol o una estrella, sin hablar con nadie, sin leer un libro, comiendo como comíamos, entonces la realidad vivible era la de la fantasía y los recuerdos. Pero tenía sus riesgos, porque podías quedar empantanado que es lo que pasó con los compañeros. A mí me ayudó que era escritor y en vez de dejar que los fantasmas me atraparan, los atrapaba a ellos en una estructura dramática. Bueno, la Margarita salió así".



es maravilloso. no?

http://www.pagina12.com.ar/1998/98-12/98-12-06/pag16.htm

1 comentario:

  1. de película...
    es la simple voluntad de ser ser humano, eso no puede asfixiarse

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